lunes, 24 de marzo de 2008

CONCURSO

contadores gratis

contadores gratis

Les paso el siguiente CONCURSO.
El 2008 ha sido declarado, por decreto presidencial, “Año de Enseñanza de las Ciencias”.
Hoy, muchos profesores organizamos proyectos en el que incluímos el uso de las nuevas tecnologías. El Premio Educ.ar – Intel consiste en la presentación de experiencias docentes innovadoras en los usos efectivos de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las aulas. Va dirigido a todos los niveles: Inicial-primario-secundario y superior. La presentación de los trabajos es hasta el 18 de AGOSTO.
Les paso el enlace para que puedan obtener mayor información y conocimiento de los premios:

ACA

domingo, 16 de marzo de 2008

Mirando con otros ojos...

contadores gratis

contadores gratis

“No controlamos casi nada, es inútil preocuparse o tratar de controlar hasta el último detalle de nuestra vida”[1]. Innumerable cantidad de situaciones nos toman por sorpresa o vienen a desordenar las piezas de nuestra existencia.

Cuando en las clases de filosofía leía artículos en los que ciertos teóricos afirman: Dios ha muerto[2], yo pensaba inexorablemente al revés: “la omnipotencia del hombre está comprobadamente muerta”. No sé qué más pruebas necesitan. Lo vemos por ejemplo en la limitación de las teorías que el hombre construye; en su propia fragilidad y temporalidad...

Yo empecé mi camino en el magisterio y por él fui avanzando. Inicié la universidad. Me recibí. Accedí a instituciones privadas de prestigio. Progresé alcanzando cargos jerárquicos. Generé ideas y promoví espacios de formación. Hasta aquí todo resultaba prometedor o exitoso[3].

Con los años, entendí que debía volver al grado para cumplimentar esos cuatro años que me faltaban.

No sentí horror por la decisión, es más, sentí una profunda alegría.

Más luego, la respuesta se hizo sentir. Los que se iban notificando me devolvían cierta sensación de vergüenza y ya no deseaba contarlo.

Me retornaba un eco de rechazo en sus miradas y gestos. Estas provenían de la sociedad en general, entre ellas, de algunos maestros a los que formé, de los dueños de las escuelas privadas en las que trabajé, de algunos directivos de otros niveles con los que compartí. Me cruzaba con algunos de ellos en mi camino hacia la escuela. Por lo general cargada de bolsos conteniendo: cuadernos, libros y/o afiches y por supuesto revestida en mi blanco delantal.

Esos gestos, esas miradas no sólo bajaban mi calificación o reputación en tanto MAESTRA sino que además todo mi ser, mi esencia era descalificada. ¡VOLVISTE AL GRADO!, VOS...QUE SOS PSICÓLOGA...- exclamaban con rechazo. ¡SOS MAESTRA!... ¡EN UNA ESCUELA PÚBLICA!- repetían con aire despectivo.

El tono marcaba una profunda desaprobación. Una fuerte sensación de fracaso era inoculada por mis venas. Cada palabra funcionaba como un latigazo que me mandaba al final de la fila. Una real y auténtica PERDEDORA. Una inútil, ya que para volver al grado, algo de mi calificación profesional no debería de haber andado.

Intenté abandonarme al fluyo de mi existencia cotidiana. De todos modos lo que tuviera que acontecer, acontecería más allá de mis cálculos.

En mis ensoñaciones imaginaba que si me encontrara con Freire o con Dewey o Celestin Freinet o con muchos otros, no les causaría humillación que un maestro volviera al aula.

Recuerdo que mi hermana me dijo una vez: El barco está seguro en el puerto pero no fue construído para eso.

Hoy, estamos frente al ocaso de los grandes pedagogos, esos que pensaban y escribían desde el aula. Han sido sustituídos por equipos técnicos especializados en parcelas muy específicas del saber pedagógico.

Muchos técnicos escriben y piensan la educación desde un escritorio. Tal vez sea esto lo que los aleje de esta suerte de contaminación o vaya a saber uno de qué los preserva. Todo parece indicar que se es obrero o se es pensador.

No puedo controlar lo que siento, es que por ahí circula mi deseo y efectivamente percibo que siempre hablaré desde el aula. a esta altura estoy plenamente convencida, que han sido mis desaciertos, mis equívocos, los que siempre me han impulsado a hacer algo: cómo ir mejorando esto o cómo entender aquello que insiste o preguntarme si efectivamente era tal o cual método el que no resultó, o interrogarme sobre las causas por las cuales X grupo de alumnos concluyeron el año habiendo aprendido tan poco... ¿qué paso?. Es decir, no encarno ningún SABER CERRADO, ni poseo todo el saber disponible. A lo sumo, comparto junto con ustedes las tensiones que se producen en el tránsito de nuestro quehacer, los malestares, los desaciertos, las vicisitudes del sujeto que enseña.

Ojalá nunca me alcance ese halo de reflexionar, de juzgar o de inventar por fuera de la práctica, simplemente, porque me asusta la posibilidad de volverme CIEGA.



[1] A partir de esta frase extraída del libro: “La suma de los días” de Isabel Allende inspiro la continuidad de mi escrito.

[2] COHEN, ESTER (1998), “Genealogía del concepto de subjetividad”, en: Ensayo y Subjetividad, Ed. Eudeba .Bs As. Pag 101-112

[3] En Oriente, la realización del hombre consiste en liberarse de la ilusión de tener un ego, accediendo así a una realidad global, colectiva y cósmica. En Occidente el éxito está afirmado en el engrosamiento del propio narcisismo a partir del cumplimiento de los ideales señalados por la cultura.

sábado, 8 de marzo de 2008

SIEMBRA VIENTOS Y COSECHARÁS TEMPESTADES.

contadores gratis

contadores gratis

El 10 de marzo se cumple un mes de este blog. Durante este tiempo pensé qué subir. No justamente por no tener qué decir sino simplemente porque se me agolpaban tantos temas que no podía realizar un sólo recorte. Finalmente decidí compartir esta experiencia:

.

Habiendo empezado un nuevo ciclo lectivo, me preparaba obstinada a luchar sin tregua contra un sistema, que, aguerrido combate intentando dominar mis fuerzas.

La última semana de compensación repartí mis esfuerzos pintando el salón para borrar las escrituras colmadas de improperios de los más escandalosos que el lector pueda imaginar. Como por ejemplo: (Firma el puto de 3ro B- Esta noche chupame la pija- No seas cagón “PELOTUDO”- Julián cojeme asta morir, etc. etc.). ¿Qué podría inquietarme de esos graffitis escritos con liquid o fibrón sobre las paredes?. ¿Qué necesidad tenía de borrar con la pintura esas palabras que hoy en día parecen no asombrar, ni inquietar, ni ruborizar a nadie?. Ni siquiera a mis alumnos de primer ciclo, porque muchos de ellos las usan, porque muchos de ellos las escuchan a diario. Alguien dijo por ahí: No existen las MALAS PALABRAS simplemente existen palabras.

Pero entonces ¿qué me conmovía?. ¿Por qué me obstinaba en gastar dinero y esfuerzo?. Luego recordé una nota publicada en la Nación realizada a Santiago Kovadloff, quien decía: “La decadencia de los pueblos suele iniciarse con el envilecimiento de las palabras, con el abandono del interés por lo que implican como signos de aptitud para la convivencia, la recíproca credibilidad y la preservación de los matices que hacen posible el entendimiento”.

De la calidad y del rigor del lenguaje dependen también la calidad y el rigor del pensamiento, decía un profesor mío de filosofía pero había más...

Yo pensaba que mi obsesión por borrarlas era simplemente apelar a la censura y punto. Pero cuando pude conectarme con mis sentimientos, advertí que lo que me entristecía profundamente era que encontraba en ellas un BORRAMIENTO DEL OTRO HUMANO. Fue esa indiferencia social en la que todo da lo mismo. Ya no hay construcción de intimidad, lo público (como las paredes, los bancos, etc.) es usado bajo el capricho y el arrasamiento. Además, está acompañado y reforzado por un medio social en el que no dejamos de ver ejemplos en la televisión o en la radio o en los posters, donde en la mayoría de los programas se habla con un vocabulario soez, en los cuales, cualquiera dice cualquier cosa de otros, muchas veces calumniándose unos a otros, o se llega a extremos del mal gusto, con tal de subir los puntos de rating.

Pinté, lavé los vidrios y limpié la sala (ya que los porteros de la noche endilgan la limpieza de mi salón a los de los turnos anteriores y viceversa, finalmente ninguno de ellos responde en su función). Coloqué las cortinas que había hecho el año anterior y que me había llevado a casa para lavar. Lucían almidonadas y frescas.

Finalmente me senté en mi escritorio y miré el aula. Era el último viernes anterior al inicio de las clases y por un momento me sentí fatigada.

Para terminar retomo a Santiago Kovadloff, quien señala: “Poco pueden importarnos nuestros semejantes si hacemos un uso prostibulario del lenguaje. Si no nos interesa lo que decimos ni el modo en que lo hacemos, tampoco pueden interesarnos aquellos con quienos nos comunicamos”. Esto tiene sus consecuencias y de hecho ya las estamos padeciendo. No es solamente peligroso es además bíblico: SIEMBRA VIENTOS Y COSECHARÁS TEMPESTADES.